Blogger invitado: Gonzalo Torres y un día extraí±o en el Twitter
Publicado: junio 27, 2009 | Categoría: Diario | Tags
Por Gonzalo Torres
Qué día más extraí±o. No sólo por la muerte de tres ídolos, dos de ellos de renombre mundial, en un solo día, sino también por una experiencia personal que ha forzado un reflexión en torno a la red, a Twitter, en particular, y a la forma como divulgamos información-opinión y como ésta se recibe y se decodifica. Cuando me enteré de lo de Alicia Delgado, lamentable, por donde se lo mire; hice este comentario en Twitter: âLo de Alicia Delgado se comerá titulares. Adiós Bagua, Sicuani, Andahuaylas, Doe Run. Suerte la del gob. o… mejor ni decirlo. Sería macabroâ Lo âposteéâ o âtwiteéâ antes de conocer lo de Michael Jackson, pues sino, hubiera reemplazado a la folklórica por el rey del pop. No es Alicia ni Michael, sino el escenario de los mass media el sujeto. No debería explicar el comentario, creo que habla por sí solo y es un pensamiento que no es profundamente revelador en el sentido de su âobviedadâ, es decir, muchos pueden expresar, y pensar, lo mismo. Lo que sí valida el comentario es la frase final, que puede tener dos lecturas (es lo que yo creía), ambas en el mismo sentido, el primero alude a lo macabro que podría ser pensar lo que tácitamente está en puntos suspensivos (es decir, que el gobierno esté detrás, cosa que no creo, valga la aclaración. Tengo que decirlo en aras de que nada se pueda interpretar de otra forma, como verán más adelante). La segunda lectura puede ser que lo macabro se el hecho mismo de decirlo o pensarlo. En ambos casos, el resultado es igual: lo sombrío que pueden ser las teorías de conspiración y los propios teóricos que las maquinan. Cuatro horas después, un âseguidorâ me responde que el comentario ha sido desatinado, que es un pena lo de Alicia Delgado, pero que el dolor de lo de Bagua queda. No me atrevo a interpretar el comentario, cada uno es libre de pensar lo que quiere (y de interpretar lo que quiere). Sí intenté aclararle el significado de mi comentario, sobretodo, porque pensé que se había malentendido a nivel general âme volví a interpretar y leerâ en el sentido de que yo esté menospreciando lo de Bagua, lo de la Delgado o, aún peor, que estuviese contento con que se acaben las demandas y que se olviden de los muertos de Bagua. Es verdad que yo no soy responsable de la lectura que puedan hacer los demás, pero sí de la claridad de mi opinión. Por eso, y por que sé del poder de la web para transmitir ây perpetuar- informaciones que luego se convierten en memes, aclaré mi comentario. Ahí no quedó todo. El post rebotó en la página web de netjoven (una buena página, dicho sea de paso).
Dice la nota que los sorprendí con el comentario. No sé porqué, pues no lo explican, pero, creo que apunta en dirección a lo mismo que comentaba anteriormente: la última lectura. El poder de Twitter, al que reconozco me he hecho adicto en los últimos días y del que aún estoy aprendiendo, se ha revelado ante mí con una claridad pasmosa. No sólo en la forma cómo se divulga su contenido, cómo se reinterpreta, sino también de mi repentina calidad de âvoceroâ u âopinólogoâ. Qué importante qué soy. De pronto me convertí en alguien âimportanteâ con algo âimportanteâ que decir. Lo digo con ironía (otra vez tengo que hacerlo evidente), ahora en los tiempos en que ella está siendo perseguida en pro de lo políticamente correcto. Siento, también que la ironía, así como el sarcasmo, son el arte más fino, de la muy limeí±a joda y chongo, pero obligan al receptor a poner un poco de pausa y entendimiento para poder captar su esencia. A mucha gente se le escapa la ironía y se quedan con un sentido literal de las cosas. Es lo último que se entiende, en cuanto a figuras literarias. No son los 140 caracteres que nos impone Twitter, porque la ironía es casi como un haiku de ser expresiva y filuda. Son los 140 caracteres de entendimiento de quien recibe el mensaje. Lo he notado varias veces, la ironía se pierde en la web. Una pena. Me podrán decir que muchas veces un emoticon de guií±o basta para que se entienda, pero, éstos, a veces ni se entienden o se sobreentienden. El poder de la palabra, creo, es suficiente.
En otro aspecto, a mí me sorprende el hecho de que Twitter sea una fuente de âinformaciónâ, nótese el caso de @oliverdog (no diré quién es) cuyos âtweetsâ rebotan constantemente en los diarios. La descontextualización, es lo primero que me llama a la mente (no es raro encontrar en la prensa escrita titulares y citas descontextualizadas o, en el peor de los casos, reescritas), pero creo que en el caso de Twitter el contexto donde uno âposteaâ es importante. Creo que uno espera un diálogo, aunque sea tácito, de lo que se coloca, vale decir, que lo que se responde es igual de válido y hace un todo. Es una especie de conversación, con sus propias reglas y códigos. Eso, sumado a que, si bien, Twitter es un foro abierto, hay un grupo que participa. La analogía es como la de una conversación con un grupo de gente que ha seguido un hilo de la conversación, cualquiera es bienvenido de escuchar, pero no se espera que un correveidile salga del círculo de conversación, prenda el micrófono y le informe a todo el auditorio reunido, que tal persona dijo esto o lo otro. Twitter es un foro compuesto por tus seguidores (quienes escogen hacerlo libremente) y el universo potencial de los âtwitterhabientesâ que pueden, si quieren, âretwittearâ tu âtweetâ (¡Asu! qué tal cantidad de neologismos). En tal sentido no es un depositario de comentarios que se lanzan para que la âopinión nacionalâ evalúe lo manifestado. Hay otros espacios para esto. Aún así, se me escapó que esto podría suceder, como ya sucede en otras partes del mundo, es decir, es un fenómeno mundial, así es y así es como hay que pensarlo. Lo que sí quiero dejar en claro, es que jamás âpostearéâ algo con la intención de que âreboteâ, ténganlo por seguro.
Hay algo, que quizás se le haya escapado a la página web antes mencionada y es el titular de su (mi) nota: Gonzalo Torres: ‘Lo de Alicia Delgado se comerá titulares’. No se percataron de la paradoja del mismo: es un titular que ha cumplido su profecía, una autoreferencia cuyo significado se vuelve sobre sí mismo: como un perro mordiéndose la cola. Qué día más extraí±o.
Gonzalo Torres
Actor y Conductor de âA la vuelta de la esquinaâ